Por si no fuera poco que en esta semana se acumularon diversos hechos que abonaran al repudio hacia el gobierno de Enrique Peña Nieto; desde un nuevo incremento a la gasolina, la invitación de Donald Trump, la renuncia de su casiller Claudia Ruiz Massieu, las protestas en la Cámara de Diputados, la transmisión de un evento para jóvenes que a todas luces fue planeado para hacerlo «cómodo» para el presidente, así como los cientos, miles de voces que se levantaron en contra de su reunión con el candidato republicano dentro y fuera del país, ahora se convoca a una marcha para pedir la renuncia de EPN, el próximo 15 de septiembre.
¿Será posible crear la suficiente presión para sacar a este personaje que ha ido de error en error en sus decisiones? ¿El descontento será tan grande como para que las personas salgamos a las calles a exigir su renuncia y en lugar de celebrar la «independencia» protestemos por la serie de escándalos de toda clase de este gobierno?
No hay semana en la que Peña Nieto o algún funcionario no tenga un tropiezo, pero con la burla de Trump en nuestro propio país, inició una crisis que va más allá de una afectación a la popularidad, se trata de cuestiones diplomáticas que han redoblado las suspicacias sobre la capacidad de EPN y su equipo de dirigir al país por los siguientes dos años.
Una semana verdaderamente desastrosa que sin duda tendrá repercusiones al Partido Revolucionario Institucional y sus próximos candidatos y funcionarios; a la relación con EUA y sobre todo, la relación con la sociedad que hoy le dice a Peña Nieto, #RenunciaYA.
